Una reflexión sobre lo que se han convertido los Centros Históricos, y sus consecuencias con la nueva crisis.
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Entorno de la Mezquita de Córdoba |
El otro dia escuché en una entrevista a una vecina
comerciante de la Judería Cordobesa lamentarse con pena de la situación por la que está atravesando el sector turístico y los
centros de las ciudades históricas: Son espacios fantasmas
a raíz de la pandemia del COVID.
No le falta razón alguna. La mayor parte
de las ciudades turísticas de nuestro país están vacías, muertas, nadie podía prever el COVID. Aún así hemos vuelto a
tropezar en la misma piedra, otra vez entregando nuestra economía a sectores
especulativos y fugaces que se resienten mucho en circunstancias como éstas.
Existe un paralelismo entre la crisis
económica del 2010 y la de ahora en el ámbito urbano. Un paralelismo entre los dos sectores más importantes del país. Nos hemos entregado a un único sector
económico, y en él hemos volcado todas nuestras posibilidades. Si en la
anterior crisis fue el inmobiliario, 12 años después hemos abrazado al hostelero-turístico bajo las mismas miradas cortoplacistas, con el consentimiento añadido sobre toda economia sumergida que generaba consigo, el dinero negro y precariedad laboral. . Un camino nada novedoso por cierto, ya que se se ha seguido el camino que se ideó en la dictadura a primeros de los años
60 para sacar a España del atraso diferencial con Europa. La diferencia es que
entonces y paralelamente también se
planificó una organización del sector público industrial y administrativo que
acompañaba a dicho modelo. Ahora no
A principios de siglo los centros de las
ciudades se vaciaron como consecuencia del pelotazo y los PGOU,s expansionistas . Hoy y como consecuencia de ello los
cascos históricos son auténticos parques temáticos en la que se han hecho
dueños visitantes que no pasan mas de dos o tres días en la ciudad, y
que no volverán más . La mayor parte de las obras públicas y recursos se destinan a estos centros para disfrute del foráneo del fin de semana, algún
comercio local y grandes empresas turísticas cuyo domicilio fiscal están fuera
de la localidad en cuestión. Los barrios del centro han perdido su
originalidad, sus tiendas de souvenir son casi las mismas, los bares de comida
rápida, sus hoteles y aparta-hoteles privados. Ir a San Sebastián, Córdoba, Granada o Toledo tiene ya demasiadas semejanzas
en este aspecto .
La postal son calles abarrrotadas de “turistas zombies”,
plazas invadidas por terrazas con precios desmesurados llenas de visitantes , muy pocos áreas de descanso públicas (escasean las fuentes públicas, o los bancos) ninguna vida
familiar , no se ven niños en la calle jugando, cuesta reconocer un colegio o
centro de salud público, o un bar de toda la vida característico del lugar
Es decir, se ha arrebatado al vecino tradicional, autóctono, lo
más preciado de una ciudad lo que le identificaba con ella , y es que no puede disfrutar del centro a través de su vida
cotidiana o diaria a no ser que tenga un alto poder adquisitivo. Los
barrios periféricos reciben las nuevas familias y por lo tanto aumenta sobre
ellos su presión inmobiliaria encareciendo aun mas los precios de las casas ,
no solo de la compraventa, también del alquiler.
Todo esto no se supo ver ( o o se ha querido) , a pesar de que
en 2008 otro virus, esta vez financiero, hizo explotar otra burbuja, la
inmobiliaria, dejando sin recursos y sin ideas a los estados o administraciones
publicas para dar una respuesta y protección a los damnificados.
Esa lección no la hemos aprendido, porque nos hemos vuelto a abrazar al nuevo manantial, el turístico, sin querer buscar otras formulas de desarrollo, sin realizar un debate para reconducir nuestros sectores económicos, diversificarlos y restructurarlos. Sin preveer posibles contingencias de futuro.
No se ha querido entrar en debatir qué modelo de ciudad queremos, que estructura urbanística o de movilidad. Es decir, en lo más esencial, en organizar , mejorar, la vida cotidiana de las gentes . Hemos caído en la triste paradoja de que la esencia cultural, o histórica que da identidad única a nuestras ciudades ahora son un enorme escaparate de piedras y comercios para recaudar dinero y divisas. Lo que fue durante siglos la verdadera expresión de nuestras urbes la hemos convertido en espacios tristes y sin vida.
La música es de un muy buen grupo catalán grabada en una ciudad . Manel "Teresa Rampell"
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